Psicologia: El poder del color rojo

  • hace 8 años
Probablemente el primer color al que el ser humano puso nombre sea al color rojo. Es también probablemente el primero que los recién nacidos pueden ver, y cuando se invita a alguien a que nombre espontáneamente un color, casi siempre dice rojo, aunque éste no sea su preferido. Representa el peligro y lo prohibido. En la regulación del tráfico el rojo es el color más importante. La luz roja de los semáforos implica parar, no pasar porque se pondría en peligro a los demás. Las señales también usan este color en sus prohibiciones. El simbolismo de los semáforos se ha extendido a otros ámbitos. Los frenos de emergencia y los botones de alarma son rojos. En los globos, el cabo del que sólo puede tirarse para hacerlos descender es rojo. Una luz roja en la puerta de un estudio radiofónico o de una sala de operaciones prohíbe el acceso. En fútbol, un jugador tiene prohibido seguir jugando cuando el árbitro le enseña una tarjeta roja. El efecto psicológico y simbólico de la sangre hace del rojo el color dominante en todos los sentimientos positivos. El rojo es el más vigoroso de los colores, es el color de la fuerza, de la vida. En muchas culturas la sangre es la morada del alma. Seguro que te suenan los pactos de sangre que se hacían (y aún se hacen) como símbolo de unión. También en las religiones primitivas eran comunes los sacrificios con derramamiento de sangre. Para contentar a los dioses se sacrificaban no sólo animales, sino también la sangre de niños como ofrenda más valiosa. El rojo es un color masculino. Es el color de la fuerza, de la actividad y la agresividad. Es el polo opuesto del pasivo azul y del inocente blanco. El fuego es masculino, el agua femenina. Rojo es el color de Cristo, azul el de María. En los frescos egipcios, las mujeres tienen la piel amarilla y los hombres roja.

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